Voy a abrir un espacio entre el acontecer del Hip Hop y la polémica que existe hoy en día en la cultura, voy a enlazarme y enlazarlos a ustedes a que se dispongan a leer fijamente lo siguiente, no será otra nota relacionada a un nuevo proyecto o una noticia relevante del antes dicho. Me he decidido hoy a escribir acerca de la frase que se ha venido haciendo conocida «J Dilla Changed My Life». Una nota dedicada totalmente a mi historia, a mi sentir mas profundo hacía el Hip Hop y el porque tanta admiración hacia el. Para no cansarles, empezaré.
Todos hemos conocido el sentimiento de la impotencia y soledad, el sentirnos extraños en nuestro hogar, buscar un motivo por el cual ser feliz, nos hemos refugiado en amores para este caso aplica la frase de Mos Def «Existen dos tipos de amores, el que te brinda una buena mujer y el incondicional del Hip Hop». A pesar que cuento con un gran catalogo de temas que poseo de distintos MC’s y productores me falta algo, música que me hiciera caminar por la calle sin sentir el peso de mis pies, música que en los sentimientos mencionados ahora les apartase y me perdiera en ella y por ahí va mi historia.
Ya le había escuchado antes pero como la cultura es tan variada en momentos no recuerdas algún tema o beat, me encuentro en un mal momento y como todos los días me puse los audífonos y le di play a mi reproductor, deje correr las pistas sin orden y llega a mis oídos un instrumental que el único adjetivo que le podría calificar sería «increíble«, en el momento que le escuche sentí que era ese algo que faltaba en mi repertorio el instrumental no era nada mas y nada menos que «So Far To Go» del tema en que participan Common y D’Angelo.
Como les mencione antes ya había escuchado los trabajos de «Jay Dee» pero nunca con tal intención de averiguar mas sobre su vida y trabajos, corría el año 2012, si alguno se llegase a preguntar cuento con tan solo 16 años, retomando al indagar sobre la vida de este y su muerte fue donde me lleve la mayor sorpresa y nació en mi una ilusión me sentí identificado en todo aspecto vi parte de mi vida, parte de mis luchas diarias, de mis miedos y caídas que aun pesan al levantarme por las mañanas. ¿Como un «niño» de 16 años puede hablar así? Volveré a hacer referencia a una frase de un MC en este caso latino «Mira hermano mi día a día no es color de rosa, así como beso y le hago el amor a las hermosas tengo versos que viven tocándose con mi prosas».
¿Qué era lo que tenía este que me hiciese emocionar de tal manera? Espero que los que aún continúan leyendo piensen igual que yo, en mis ideales la palabra Hip Hop expresa «superación«, al mismo tiempo que leía sobre su vida ya tenía listo lo que consideran su obra maestra «Donuts«. Es cierto, a J Dilla no lo escuchabas soltando unas rimas, tampoco como un activista y nunca le verías en conferencias y fue por una razón digna de RESPETO Y ADMIRACIÓN. Supongamos que eres productor y tienes magia en tus manos, la fama para ti no es una opción, tienes en claro lo que es el amor por el Hip Hop. Los mejores MC’s de la época buscan tenerte en sus temas y aún así prefieres mantenerte tras las cortinas del escenario explotando lo que en el Hip Hop le llamamos «Underground». Así era J Dilla. ¿A que no sabes quién esta detrás del éxito de 2pac «Do For Love» y no recibió crédito alguno?
http://www.youtube.com/watch?v=Lu1glrMvsPo
Y si lo anterior no te pareció interesante es aquí cuando hablamos de mí, haré referencia a un texto primero que todo.
Dilla dió una orden taxativa a los quince médicos que le atendían. Era una declaración digna de ser estampada en cada uno de nuestros corazones:
“Nada de tubos”.
En la habitación esterilizada había mucho trasto ajeno a la medicina paliativa, puro material trascendente y luminoso: gira discos, auriculares, un sampler, una caja de ritmos, una computadora y la materia prima sagrada, el verdadero recuento de leucocitos de J Dilla: montones y montones de discos.
Me consuela la imagen. El cuarto de un moribundo atestado con todas las formas del verbo ser conjugadas en placas de acetato de vinilo: sencillos y flexi discs de siete pulgadas; extended plays de siete, diez y doce; máxime singles de 12 y, los reyes del baile, long plays.
El hospital era el escenario de un retorno, un loop existencial.
Daremos una vuelta a su infancia, los días para este eran simples, lo complejo era el transcurso. De 6 a.m a 6 p.m era un fiel seguidor a las sesiones de McDougall con East Nevada para enseñar gratis a los niños que venían empujando. Entre esos niños de Detroit se encontraba un pequeño llamado «Marshall Bruce Mathers«. El niño J Dilla jugaba con una pletina de casete, grabando y regrabando los discos de la colección familiar (la madre cantaba ópera, el padre era bajista de jazz) y los que empezó a comprar con sus ahorros. Iba a la tienda, probaba y elegía. Nunca puso puertas al campo: el estilo era lo de menos, sólo importaba el beat. Siempre al margen, siempre jugando, con poco o ningún interés por los contratos, el satén de la fama y los paseos por las alfombras. Colgando en Internet sus discos y mezclas al alcance de cualquiera, colaborando por el gusto de colaborar, sin preocuparse de papeles y formalidades.
Espero que aún estés atento a la nota. Al igual que Dee comparto una enfermedad sin cura, comparto el vivir en una zona conflictiva y si existiese algo por el cual no te rimo acerca de «Muertes y Pandillas» sería el bienestar que he encontrado en el Hip Hop como lo hizo mi «héroe». El vació se llenó por completo, los sentimientos desaparecieron y no tuve nada mas en mente que dar empuje a grandes proyectos que involucraran lo que le llamamos «vida» en otras palabras, Hip Hop. No hay caricias en la música que dejó: un ronco y quebrado gemido lo mancha todo, sorpresas rítmicas insólitas, desvergüenza, rotura de códigos, sexualidad, una inmensa belleza, un salmo de piel, un cristal roto, la sal del trueno y la huella de la sed, la carne rezando, el tacto en la cara y el llanto en los pies, funk de caballos relinchando y soul de pañuelo empapado por la fiebre… Sostengo que el Hip Hop hoy en día es más que un genero musical y si lo fuera sería el más importante de nuestros tiempos, el más valiente y sincero, el más arriesgado, el más licencioso, la oración de esta época de harapos morales.
Cuando murió (con decenas de discos, centeneras de canciones, incontables mezclas y producciones) no tenía nada o casi nada. Su familia todavía está pagando los gastos médicos. Nunca dejó de hacer música. En el hospital, su madre le tenía que dar masajes en los dedos para evitar dolorosos los punzantes calambres de J Dilla cuando hacía mezclas.
Tres días antes de la muerte, Jay Dee celebró su último cumpleaños terminando los dos temas finales de «Donuts un disco-testamento» que justifica una vida y salva unas cuantas más, un disco sagrado. «Le puso ese título porque los donuts le encantaban, una semana antes de morir me pidió que le comprase una caja» – Mamá Yancey.
El disco es un tesoro de 31 piezas mezcladas por un niño. ¿En el sótano, en el hospital?, ¿Qué importa?
Dejaré por último un compilado de algunos de sus trabajos que apuesto algunos no has de conocer.
Álbumes:
- Slum Village – Fantastic, Vol. 1 (1996)
- Slum Village – Fantastic, Vol. 2 (2000)
- Jay Dee – Welcome to Detroit (2001)
- J Dilla – Ruff Draft (2003)
- Jaylib – Champion Sound (2003)
- J Dilla – Donuts (2006)
- J Dilla – The Shining (2006)
- J Dilla – Jay Stay Paid (2009)
Producciones:
- The Pharcyde – Labcabincalifornia (1995)
- A Tribe Called Quest – Beats, Rhymes and Life (1996)
- De La Soul – «Stakes Is High» de Stakes Is High (1996)
- A Tribe Called Quest – The Love Movement (1998)
- Bizarre – «Butterfly» de Attack of the Weirdos (1998)
- Q-Tip – Amplified (1999)
- Common – Like Water for Chocolate (2000)
- De La Soul – «Thru Ya City» (2000)
- Erykah Badu – Mama’s Gun (2000)
- Busta Rhymes – Genesis (2001)
- Slum Village – Trinity (Past, present and Future) (2002)
- De La Soul – «Much More» b/w «Shoomp» (2003)
- Brother Jack McDuff – «Oblighetto (J Dilla Remix)» (2004)
- M.E.D. – Push Comes to Shove (2005)
- Common – Be (2005)
- Lawless Element – Soundvision: In Stereo (2005)
- J Dilla – «Yancey Boys»(2008)
Y es que no es pretencioso decir que J Dilla fue uno de los mejores músicos de todos los tiempos. Sí, es verdad que en vida prácticamente fue un desconocido, pero era porque su adicción a los instrumentos no le dejaba mirar más allá de ellos, parecía un producto de tal sensibilidad que lo hacía fotosensible a los flashes y era imposible arrancarle tiempo para una entrevista, no por que estuviera de resaca o liándose con groupies, sino porque siempre estaba componiendo. En las escasas fotos que flotan en la red siempre se le ve rodeado de música y envuelto en ella. Nunca le interesó nada más, de hecho siempre fue objeto de anhelo en grandes producciones pero él nunca vendió su música; un hombre sin las ataduras del dinero, las ansias del poder y de la fama, en la música, es un hombre libre y, como tal, él colaboró con los artistas y proyectos con los que se identificaba.
Su música es un fiel reflejo de su persona, ya que la enfermedad que lo iba devorando no lo detuvo de asistir a la gira europea en silla de ruedas.
Una vez que Jay Dee nos construye la nave, nos compone el espacio y hace de piloto automático en un viaje intergaláctico, en definitiva nos hace cosmonautas. No me queda más que rendirle un humilde homenaje a mi «héroe» que se merece todos los homenajes póstumos que no tuvo en vida.
Jay Dee se antepuso ante una enfermedad sin cura armado sólo con amor al Hip Hop, ¿Por qué yo no?